viernes, 27 de noviembre de 2015

Bailey: “Tiburones es víctima del éxito de sus jugadores"

La receta del éxito no es nada fácil de encontrar, ni siquiera para alguien con el recorrido de Welby “Buddy” Bailey, quien en su segunda campaña como dirigente de Tiburones de La Guaira asegura que el proceso para obtener la gloria máxima implica mucho más que el hecho de contar con las piezas correctas.

El norteamericano, quien dirige su temporada 14 en Venezuela, consiguió seis títulos con Tigres de Aragua en lo que describe como un esfuerzo de jugadores necesitados de trascender, mucho más que el triunfo deportivo.

En su intento por saborear las mieles del éxito nuevamente, ahora con el conjunto salado, Bailey comenzó a trabajar en aspectos que muchos podrían pensar que son responsabilidad de personas más arriba en el árbol jerárquico, todo con la intención de superar un nuevo reto profesional en un país que se ha convertido en su casa.

-Ya son 14 años desde su arribo al país. ¿Siente que la liga ha cambiado mucho desde aquel entonces?

-Creo que en general, algunos de los umpires han mejorado, aun cuando considero que todavía necesitan mejorar más. Creo que muchos de los estadios son mejores en cuanto al servicio a los peloteros, pero muchos todavía necesitan ofrecer más. Los fanáticos son más disciplinados, al principio lanzaban pirotecnia al terreno, saltaban y corrían en el mismo, le tiraban cosas a los oponentes. Siento que ahora es mucho mejor en ese aspecto también. Pero el juego como tal no ha cambiado, sigue siendo beisbol, no se ha modificado la distancia del montículo al plato o de una base a otra.

-¿Qué fue lo más difícil en el proceso de adaptación a Venezuela?
-Cuando vienes para acá y te educas de la cultura latina, no solo la venezolana, ves que son muy familiares, entonces te das cuenta que los peloteros no solo se hacen cargo de ellos, sino también de su hermano, tío, primo, de su familia extendida prácticamente. Además, la cultura latina es más extrema que la norteamericana en muchos sentidos. La música es mucho más fuerte, manejan los carros a la máxima velocidad posible, en los locales nocturnos las personas mueven hasta las uñas de los pies. Es más extrema, pero es solo cuestión de cultura.

-Después de tantos años al mando de Tigres, ¿cuál fue su reacción cuando terminó esa etapa?
-El equipo estaba en tercer lugar cuando lo dejé, lo que creo no es tan terrible considerando que clasificaban cinco. Creo que se trató de una situación política más que nada, pero de verdad no quiero entrar en lo que realmente siento, porque tengo una buena idea de que se trató de políticas.

-¿Cuáles fueron las claves del éxito con Tigres?
-En los Tigres pudimos hacer los cambios correctos en el momento correcto. Adquirimos a (Ramón) Castro, (Luis)_Maza, Ronny Cedeño y Luis Rodríguez, además de que tuvimos a unos cuantos jugadores que lo dejaban todo en el terreno y que por ser jugadores de bajo presupuesto, querían alcanzar los playoffs porque ese esfuerzo significaba más dinero para ellos y sus familias.

Bailey sustituyó a Tony DeFrancesco al mando de Tiburones / AVS Photo Report
-¿Qué fue lo más difícil en su primer año con Tiburones?
-Lo más difícil fue conocer a los jugadores, conocer ciertas personalidades. Creo que es importante ser un profesional en todo momento y algunos jugadores parecen tener problemas con eso. Ves a jugadores de otros equipos con cierta frecuencia, pero cuando los ves día a día realmente descubres lo que pueden y no pueden hacer, entonces es cuestión de unir el rompecabezas de acuerdo a las capacidades de cada uno del grupo.

-Cuando Tiburones quedó eliminado en el pasado round robin, ¿consideró que había fallado en su misión?
-No, creo que es parte del proceso que debe seguir el equipo. Quizás por el lento arranque que tuvimos al principio, fue una gran satisfacción llegar a los playoffs, pero los jugadores tienen que entender que llegar hasta los playoffs no es la meta final, es solo la primera. Algunos peloteros estaban contentos con el simple hecho de llegar hasta allí, pero como mánager siempre quieres alcanzar la final.

-¿Pensó en algún momento que no volvería con el equipo para esta temporada?
-No. Cuando se terminó la temporada pasada, Antonio (Herrera, vicepresidente) y yo hablamos rápidamente y acordamos, porque hacerlo temprano nos daba más tiempo para planificar lo que íbamos a hacer con los importados, los cambios y todo lo que necesitas para triunfar.

-¿Por qué considera que Tiburones tiene tantos años sin ganar un título?
-Algo que ha lastimado a esta organización es que algunos de sus jugadores clave han llegado a las Grandes Ligas. (Grégor) Blanco, (Luis) Sardiñas que no juega todo el tiempo, (Carlos) Sánchez que sube y baja, Héctor Sánchez, Francisco Rodríguez, (Salvador) Pérez y todos esos muchachos alcanzaron su meta personal de llegar a MLB y no participan mucho aquí. Entonces siempre estás en búsqueda de llenar esos espacios. El departamento de scouteo ha hecho un gran trabajo en ver talento en ellos, pero les ha ido tan bien que no los pueden mantener aquí por siete, diez años. En este momento la organización es víctima del éxito de los jugadores que firmaron originalmente.

-Siempre se ha conocido a Buddy Bailey por su disciplina y ética de trabajo, pero muchas veces eso ha generado problemas con sus mismos peloteros. ¿Por qué considera que ocurre eso?
-Creo que la mentalidad de algunos jugadores es simplemente venir a lanzar una pelota y recibir el pago, como algo recreacional y no, estas son las Grandes Ligas de Venezuela, tienes que ser lo mejor que puedas porque te están pagando para que tengas el mejor desempeño posible y los fanáticos también están pagando para ver lo mejor de ti en todos los estadios.

-Ha tenido mucho éxito en la LVBP y en las menores. ¿Cuál ha sido el obstáculo que ha impedido su llegada a las Grandes Ligas?
-Usualmente me siento y digo la verdad. No siempre le digo que sí a las personas que toman las decisiones, a muchos les gusta eso, pero yo no soy una persona de decir sí todo el tiempo. Probablemente esa es una de las razones por la que no he podido llegar a las mayores.

-¿Qué significado tiene Venezuela para Buddy Bailey?
-Obviamente significa bastante para mí. El clima es bueno. No me gusta el frío, quizás por unos días, pero no por mucho tiempo. Me he acostumbrado a la cultura, a la comida, a la gente. Soy de Virginia y pasó allí dos o tres semanas al año por el trabajo. Aquí es donde paso más tiempo, así que me siento en casa.

Bendición sobre dolor

Ante el poco tiempo que el trabajo le permite pasar con su familia, Bailey asegura que la distancia se acorta cuando cumples tus objetivos.

“Es difícil estar lejos de la familia, pero entienden que es como tener a alguien en el ejército, van a ir y venir. Entienden el beisbol porque he estado en esto mucho tiempo. No hay muchos trabajos de ligas invernales si lo piensas bien. Son de 25 a 30 cupos que tienes para dirigir y he sido afortunado de hacerlo por 13 años seguidos, cuando otros quisieran la oportunidad. Eso me motiva mucho”.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Dúo tiburón cruzó su camino en el Atlántico

La historia que ha escrito Alexis Candelario en su corta experiencia en Venezuela era difícil de visualizar, cuando menos para el ojo común.

Como un lanzador con un repertorio poco impresionante y con una trayectoria que incluía paradas recientes en ligas de baja tradición beisbolística como las de Nicaragua e Italia, el futuro de Candelario parecía destinado a ocultarse en las profundidades del océano Atlántico. No para César Suárez, sin embargo.

El “capitán” de los Tiburones de La Guaira, quien también hizo vida en la pelota italiana durante el verano, se atrevió a buscar algo que ninguna estadística o currículum iba a reflejar.

“Cuando uno tiene años en la liga, uno sabe quién puede ayudar a un equipo y quién no”, aseguró Suárez.

El criollo, quien defendió los colores del Bologna, chocó en la pasada final de la liga italiana con un Rimini que tenía entre sus filas a Candelario y algo le dijo a Suárez que el quisqueyano era el pitcher indicado para esta liga, aunque en un principio, no necesiaramente para los Tiburones.

“Cuando Candelario pitchó en contra de nosotros, la primera persona a la que llamé fue a mi papá, que es asesor de las Águilas del Zulia”, contó Suárez. “Lo hice porque cuando uno recomienda un lanzador a las Águilas es fácil salir bien parado, porque juegan en un estadio donde es difícil batear”, añadió el toletero.

Luego de que la gerencia rapaz mostrara interés en el serpentinero y quedara en llamar a Suárez para conocer más al respecto, el “Maracucho” tuvo una segunda oportunidad de ver lanzar a Candelario y sus planes tomaron un camino distinto. “Dije: ‘este como que no solo puede lanzar bien en Maracaibo, sino también en Caracas”, señaló el veterano. “Le dije a Jorge (Velandia, gerente deportivo de Tiburones) y a Antonio (Herrera, vicepresidente) y me dijeron que prepararían el contrato, sin ni siquiera verlo, solo basado en mi recomendación”.

Candelario, quien poco tiempo después pactó con la escuadra salada, se ha convertido en el mejor lanzador de la presente temporada criolla, en la que registra balance de 3-0 y una efectividad de 0.76 en ocho presentaciones, cinco de ellas como iniciador.

“Les dije que sería uno de los mejores pitchers de la primera mitad”, aseguró Suárez sobre su conversación con la gerencia salada. “No me dejó mal”.

Con respecto al factor que convenció al zuliano de que Candelario era el indicado, se trató de mucho más que su desempeño sobre el morrito.

“La actitud fue lo clave”, expresó Suárez. “Hay buenos brazos en todos lados, pero tipos como él no. Hay quienes solo vienen a hacer dinero, pero el también vino a ayudar”.

Asimismo, Suárez aseguró que el éxito de Candelario en Italia únicamente se veía detenido cuando el criollo entraba en el cajón de bateo.

“Creo que fui el único bateador de mi equipo que le dio más de un hit por juego”, señaló Suárez entre risas. “Perdió un par de encuentros debido a hits que le conecté y en el último que nos ganó me ponchó con dos en base en la final. Fue un turno muy bueno que llegó a cuenta de 3 y 2. Si es por turnos y hits, le bateé como .400 o .500. Me fue bien”.

martes, 17 de noviembre de 2015

Una imposición que se volvió voluntad

Cuando Buddy Bailey dirigió su primera práctica al mando de los Tiburones de La Guaira el 15 de septiembre del año pasado lo primero que hizo fue caminar hacia el centro del círculo formado por sus jugadores y manifestar su deseo de que cada uno de ellos llegara temprano día tras día. Las palabras del mandamás no eran sorpresa para nadie, su currículum de estratega disciplinado tenía años de referencias, pero cómo lo asumiría un clubhouse acostumbrado a otro gobierno era el principal punto de incertidumbre para muchos.

El nuevo régimen tomó tiempo en calar y cobró varias víctimas en su intento por hacerlo. Piezas como Jon Link y CJ Retherford aseguraron que nunca más jugarían para Bailey, citando su actitud como el motivo. Edgmer Escalona llegó a demostrar públicamente su descontento con algunas decisiones tomadas por el mandamás, y a pesar de que nunca se conocieron sus nombres, Link dio fe de que varios jugadores nativos del conjunto estaban molestos con el trato del norteamericano.

En medio de una temporada de adaptación para sus jugadores, Bailey continuó imponiendo su ideología, una que se basaba en disciplina dentro y fuera del terreno. De acuerdo con personas con conocimiento de la situación, el timonel colgó letreros en el clubhouse en los que prohibía escuchar música después de cierto horario y limitó las visitas de familiares y amigos de los jugadores antes de cada compromiso. En el campo, el plan de Bailey era encontrar el puesto indicado para cada pelotero, dejando a un lado jerarquías y limitando su método evaluativo exclusivamente al desempeño.

Cuando los escualos iniciaron sus entrenamientos de pretemporada el pasado 19 de septiembre se respiraban aires de cambio, algo que ha quedado ratificado con el transcurrir de la primera mitad de la zafra. Fue el mismo Escalona quien asumió la culpa por sus encontronazos pasados con Bailey. Fueron los mismos jugadores de jerarquía quienes aseguraron no tener preferencia por un rol, pues tenían que jugar los mejores. Lo que parecía una dictadura terminó siendo un sistema de preferencia popular y Tiburones está viendo la recompensa.