Bien sea por su jerarquía de grandeligas estelares, como los Omar Vizquel, Andrés Galarraga, y Bob Abreu; por su impacto en la pelota venezolana como Tomás Pérez o por su aguerrido estilo de juego como Wiklenman González.
¿Qué decir de los ligamayoristas quizás no tan estelares, pero siempre queridos y populares como Marco Scutaro y Alex González? Los de alto rango como el capitán Henry Blanco e incluso los del sobrenombre famoso como el "Guti", el "Beto" y "Bola Ocho".
Siempre hay nombres que se quedan grabados en la memoria de los fanáticos, solo que algunos firman en el recuerdo con una tinta de color más tenue.
Allí entra José Duarte, aquel cuarto jardinero con limitaciones ofensivas pero con un guante envidiable, que pasaba la mayor parte de sus días como melenudo esperando la etapa final de los juegos para entrar como sustituto defensivo en alguno de los bosques y que siempre se mantenía ansioso por la siguiente ocasión esporádica de aparecer en el lineup titular.
Duarte disputó 185 juegos en siete zafras con el Caracas / Prensa Leones |
Pero en sus siete temporadas con los metropolitanos, José Duarte se ganó un puesto en el recuerdo de la inmensa afición del club, porque de una u otra forma, siempre estuvo ahí, en los momentos duros y en los de mayor alegría también.
"Los fanáticos del Caracas son bastante difíciles, pero tuve la oportunidad de ganármelos y me apoyaron mucho", comentó Duarte recientemente, de vuelta en el Estadio Universitario previo a un juego de la LVBP por primera vez desde su último desafío con los Leones por allá en la 2013-2014.
Hoy, luego de cuatro temporadas de ausencia, Duarte puede volver a presumir de su presencia en el circuito local. El "Coso de Los Chaguaramos" sigue siendo su casa, aunque ahora rentó un locker en el anexo de la derecha.
"Ahora que estoy con Tiburones, todavía algunos aficionados me escriben diciéndome que sigo siendo caraquista y los de La Guaira me dicen que tengo que cambiar mis fotos (en las redes sociales), porque ahora pertenezco a su equipo", contó Duarte entre sonrisas.
El distanciamiento del patrullero oriundo de Santa Lucía no fue intencional. Una fractura de la tibia y peroné de su pierna izquierda estuvo a punto de llevarlo a la tierra del olvido de forma definitiva.
"La lesión fue bastante grave. Estaba jugando en la liga de Carora y lamentablemente choqué contra una pared de concreto", recordó Duarte. "Se me complicó la operación porque el cuerpo rechazaba el material que me estaban poniendo en la pierna y el hueso tardó en soldar. Como a los ocho meses fue que finalmente lo hizo y luego el proceso de rehabilitación también fue bastante largo".
Los problemas físicos alejaron cualquier tipo de interés de los conjuntos de la LVBP, pero Duarte consiguió asilo en otro circuito nacional.
"Estuve con la gente de Cacaoteros de Miranda y pude mantenerme ahí durante los últimos tres años", explicó el guardabosques sobre su pasantía por la Liga Bolivariana. "Allí fui recuperando un poco mis condiciones, hasta este momento donde ya estoy mejor".
Sin embargo, incluso en la LNBB, su lesión en la pierna amenazó varias veces con marginarlo.
"Como no me rehabilité bien, fue un poco fuerte. Cuando fuimos a los Juegos Centroamericanos, tuve una lesión en el abductor que se debió a la falta de fortalecimiento. Ya cuando me tocó ir a la final de la Bolivariana en Araure sí pude fortalecerme bien y recuperarme", dijo Duarte.
Y como parte de la pesadilla, los minutos que no transcurrían con alguna preocupación sobre su lesión, el excaraquista los empleaba dudando de si algún día podría volver a la LVBP.
"Claro, son cosas que no dejan de pasar por la mente, pensamientos malos", comentó Duarte. "Pero lograba sacarlos de mi cabeza también. Me decía a mí mismo que sí podía y a pesar de que a veces me sentía sin fuerza en las piernas, mantenía que era mi momento de recuperarme porque sabía que todavía tenía las condiciones para seguir jugando", agregó.
Entonces, el pesimismo comenzó a convertirse en aplausos de motivación y en empuje para seguir adelante; aplausos no solo internos, sino también de sus allegados.
"Fui campeón bate en la final de la Liga Bolivariana y mucha gente me decía que podía volver", señaló Duarte, quien poco después comenzó a tocar la puerta litoralense. "Mis jefes en Cacaoteros pudieron hablar con la gerencia de Tiburones y yo mismo les escribí también".
En vísperas de la 2018-2019, cuando parecía que su ausencia de la LVBP se prolongaría a una quinta campaña, el beisbol profesional venezolano le volvió a ofrecer una ventana.
"Hasta última hora, un domingo a las cinco de la tarde un día antes de las prácticas de pretemporada, me llamaron y me preguntaron si quería asistir y obvio no me iba a oponer a eso. Era lo que más quería, poder volver. Tenía cuatro largos años esperando", recapituló un emotivo Duarte.
Ahora todo estaba en sus manos. No había garantías. Como invitado en los entrenamientos escualos, Duarte tenía un par de semanas para demostrar no solo que estaba recuperado, sino que podía ser lo suficientemente útil para recalar en el roster del manager Oswaldo Guillén en el día inaugural.
A la callada, como de costumbre, Duarte volvió a estampar su firma en los planes.
"Me da escalofríos de solo recordarlo porque estábamos a la expectativa", indicó el patrullero sobre el momento en el que le fue informado que había hecho el equipo. "Trataba de sacármelo de la cabeza, hasta que un día antes de la inauguración firmé el contrato y sentí una satisfacción inmensa de poder decir que estaba de regreso en el terreno, poder darle esa alegría a mis padres y a todas las personas que de verdad me apoyaron".
El jardinero cambió de dugouts en la UCV / Prensa Tiburones |
"La constancia y el trabajo fueron las claves en mi tiempo en la Bolivariana, además de saber esperar el momento. Esa liga ha sido un trampolín para muchos peloteros y hay que prestarle atención porque cada año se pone mejor. Vienen muchos peloteros que juegan en México y otros países. Es una liga que va a ayudar a muchos que salen del beisbol por momentos", aseguró.
¿Cómo no agradecerle al Caracas también?
"Tengo tantos recuerdos lindos que me mantuvieron motivado a volver. La experiencia de haber estado con grandes jugadores. Estuve en la despedida de Omar Vizquel, compartí con el 'Guti' y Abreu en los jardines, los tres juntos. Mucha gente quisiera estar ahí y yo pude hacerlo", continuó Duarte. "Coincidí con el mismo José Castillo, que acaba de llegar a los mil hits en esta liga. Fue una experiencia bastante bonita y ni se diga de esa final que le ganamos a Magallanes en 2010. Esa ha sido una de las cosas más grandes que me ha pasado en el beisbol profesional".
En sus primeros cinco encuentros con Tiburones, divisa que lo emplea en un rol similar al que ha tenido en toda su carrera, Duarte ha probado ese valor que llevó a los melenudos a mantenerlo entre sus opciones semana tras semana, sin importar cuántos de los llamados "caballos" estuvieran presentes. El jardinero registró promedio de .333 puntos con cuatro remolcadas en sus nueve turnos inaugurales con el club, incluyendo aquel de la jornada del 14 de octubre ante los Cardenales, donde entró como corredor emergente en el séptimo acto y dos entradas más tarde sacudió un doble remolcador de la rayita del empate, poco antes de anotar la de dejar en el terreno a los crepusculares tras un wild pitch.
"Mi mayor problema en el beisbol siempre había sido el bateo y lo sigue siendo, pero toda esa experiencia que he ganado en los últimos años te enseña mucho. Esos momentos me han llevado a estar más concentrado y así poder buscar el pitcheo que quiero. La experiencia y el trabajo constante han tenido que ver mucho en mi mejora", señaló Duarte, quien no pierde la esperanza de encontrar un contrato fuera de las fronteras venezolanas.
Por ahora, quizás lo más próximo sea identificarse con algún sobrenombre que seguramente saldrá del sonido interno del Universitario en la voz de Atilano Hidalgo, animador de la escuadra salada.
"No es momento de decir que esto se acabó", sentenció.