jueves, 18 de octubre de 2018

Un adiós en penumbra: el extraño caso de Brian Burgamy

Brian Burgamy es el vivo recordatorio de que dejar una marca en el beisbol no es una tarea sencilla. Puedes hacer todo lo que te indica el manual y pensar que estás estampando una huella imborrable en la historia, incluso puedes ir más allá y coquetear con el capítulo del libro titulado "Más Valioso", y aún así despertar una mañana cualquiera listo para la siguiente página que marque el índice.

A veces el beisbol es injusto y olvida pronto. A veces no te permite el final perfecto a lo que con tanta ilusión empezaste. A veces, como en este caso, solo queda aferrarse al "fue bonito mientras duró".

En su primera experiencia en la pelota venezolana, por allá en la temporada 2015-2016, el ya veterano jardinero norteamericano dio inicio a lo que parecía una de esas historias a lo Josh Kroeger con el Caracas, Adonis García con el Magallanes o Tom Evans con Lara. Lo de Burgamy con La Guaira en verdad parecía ser el comienzo de algo bonito y duradero.

El patrullero oriundo de Oklahoma finalizó esa campaña con un promedio de .304 puntos en 50 juegos disputados, además de sumar 34 carreras remolcadas, 25 anotadas, siete dobles, un triple, ocho cuadrangulares, .415 de OBP, .500 de slugging y .915 de OPS. Números más que dignos de consideración para el prenio Víctor Davalillo, mismo que sí terminaría en la vitrina escuala esa zafra, pero de la mano de su compañero de equipo Alex Cabrera.

Esa exitosa camada de importados de los litoralenses de hace tres años, una de las más fructíferas en las últimas décadas para la organización, también vio brillar a debutantes como Alexis Candelario, Jaron Long y Ronnier Mustelier, pero Burgamy fue el único de ellos en volver para la 2016-2017.

El ambidiestro no perdió tiempo recogiendo la historia donde la había dejado y en 27 compromiso ligó otros siete dobles y un triple más, con seis vuelacercas, 17 fletadas, 18 anotadas y un respetable average de .276. En esta segunda experiencia, Burgamy incluso estaba marcando cifras superiores en slugging (.586) y OPS (.986), pero una lesión en su hombro derecho le puso fin a su temporada de forma prematura; y más impactante aún, también a su exitosa pasantía no solo con La Guaira, sino en toda la LVBP.

"Nunca más fui contactado por algún equipo de la liga", aseguró Burgamy recientemente.

Para un pelotero con un currículo corto, pero tan destacable en el circuito local como el del guardabosques, dicha reacción de indiferencia puede haber sido tan sorpresiva como la noticia de su cesanteo en plena celebración de la postemporada.

Durante su tiempo con La Guaira, Burgamy fue uno de los principales baluartes del club / AVS Photo Report
Luego de su lesión, Burgamy permaneció con Tiburones rehabilitándose por un tiempo, con la esperanza reincorporarse al roster del club más temprano que tarde. En su lugar, el toletero se encontró a sí mismo tomando un vuelo de regreso a casa mucho antes de lo previsto.

"Me disloqué el hombro de lanzar un par de semanas antes de los playoffs y me mantuve en Caracas trabajando fuerte para recuperarme lo suficiente como para volver a jugar. Llegué al punto en que era capaz de batear, pero no de lanzar", recordó el slugger con más de 16 años de experiencia en la pelota profesional. "Como no podía jugar en los jardines, ellos (la directiva) decidieron que era mejor que me fuera a casa. En ese momento no estaba de acuerdo con la decisión, pero ellos eran los encargados de tomarla, no yo".

Al momento del cesanteo, Burgamy manifestó públicamente su descontento al respecto, algo que pudo haber afectado sus posibilidades de repetir en la liga.

"No estoy seguro si eso tuvo algo que ver con mi chance de regresar y definitivamente espero que no haya sido así", señaló.

Tras su experiencia en Venezuela, Burgamy se uniformó con los New Jersey Jackals de la Asociación Canadiense Americana de Beisbol, un circuito independiente fundado en 2005 que cuenta con equipos del Noreste de los Estados Unidos y del Este de Canadá. Allí, el patrullero volvió a gozar a de éxito antes de una breve y poco atractiva segunda visita a la pelota invernal dominicana con los Gigantes del Cibao que cerró su ciclo como jugador activo.

"Estoy completamente retirado del juego como pelotero y ahora me estoy concentrando en mi nueva carrera como coach", comentó Burgamy, quien ya tiene su primera prueba en dicho rol y está de vuelta en el beisbol organizado, algo que no lograba desde 2015. "Recientemente fui nombrado como instructor de bateo de los Cardenales de la Liga de la Costa del Golfo (sucursal Rookie de San Luis) para esta venidera temporada. Voy a trabajar fuerte para ser lo mejor que pueda ser en esta capacidad, tal como lo hacía cuando jugaba", agregó.

Con nuevas responsabilidades y cosas en que pensar, Burgamy ya no pierde tiempo cuestionándose qué pasó o hasta dónde pudo haber llegado con los salados, pero siempre habrá segundos para recordar una experiencia que, de nuevo, fue buena mientras duró.

"La mejor parte de vivir esa aventura fue la fiel afición de Tiburones, que hizo de cada juego algo memorable", aseguró Burgamy. "Me sentí muy orgulloso y honrado de poder jugar para ellos".

Además, como en toda experiencia en una tierra ajena, las enseñanzas y vivencias van mucho más allá de un simple juego que tiene lugar entre líneas de cal.

"La experiencia de estar tan alejado de casa y fuera de mi zona de confort fue muy dura al comienzo, pero es algo que estoy muy agradecido de haber vivido. Poder experimentar otra cultura y sumergirme en ese mundo en verdad te permite entender lo que no entendías antes. Te das cuenta de que hay gente que tiene muy poco y aún así es más feliz que tantos que tienen mucho en mi país. Es una perspectiva más que necesaria", indicó el toletero.

En cuanto a su momento favorito dentro del terreno, Burgamy lo tiene muy claro.

"Hubo grandes momentos, pero si tengo que elegir uno en particular, me voy con ese juego de dos jonrones ante Caribes en los playoffs", señaló el norteamericano sobre la jornada que lo vio remolcar cinco carreras para comandar el pase de los salados a la semifinal.

A pocos meses de iniciar este nuevo rumbo en su carrera, Burgamy sigue sin descartar la posibilidad de volver a escuchar el sonar de la samba desde el dugout de la derecha del Estadio Universitario en algún punto.

"Si me llegan a considerar para una posición dentro del staff de coaches de Tiburones, sería todo un honor, aunque tendría que ser una buena situación no solo para mi, sino también para mi familia", advirtió.

Y, ¿quién sabe? Quizás la huella llegue a ser más duradera en esa función.

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